Veronica Blume se escribe sin tilde. Sin altibajos. Sin histrionismos. Tal como es ella. Veronica se ha reinventado en, justo, todo lo contrario. Una persona alejada de los focos y los egos, centrada y concentrada en lo que habita en su interior, buscando la paz, la calma, la armonía y la meditación. Tanto es así que, desde su embarazo, no ha dejado de practicar yoga e, incluso, montar una escuela donde enseñarlo y compartir su sabiduría.

Llegar al trance a través del yoga y la meditación no es nuevo para Veronica. Lo que ella no sabía es que hay otras formas igual de emocionales de llegar a ese estado. Asistir a un concierto de Zahara le abrió los ojos, los oídos, la mente, y no ha querido dejar pasar la oportunidad de adentrarse en esta nueva búsqueda de sí misma pero, esta vez, con una herramienta nueva para ella: la música. Y, ¿quién mejor que la propia Zahara para acompañarla en esta nueva aventura?